09 mayo 2006

UTOPIA Y CONFLICTO
Dos hipótesis de superación

Dedicado a Malala

Aunque el título parezca de novela de canal trece, vamos a perfilar dos hipótesis (sólo hipótesis,¿está claro?) que hoy por hoy se utilizan fundamentalmente en las Ciencias de la Educación (si tales ciencias existen. Sin ofender).
El Conflicto como motivador. Básicamente se trata de generar un conflicto según sea necesario, para desencadenar la búsqueda de soluciones. Los riesgos, claro, son que el conflicto se empantane o que se resuelva de forma violenta. Por lo demás funciona. El conflicto debe ayudar a que se aprendan y aprehendan los conceptos en juego. Por ejemplo: en una reunión de marxistas digan: "Marx sabía mucho de economía, sin embargo hacía ciencia ficción. Analiza la historia de la economía a través de estadíos evolutivos, coincide con Darwin, cree en el progreso; es positivista. Pero predice la caída del capitalismo y el posterior comunismo. Está probado que el socialismo teórico es tan poco practicable como el real. Cayeron el Muro de Berlín y la Cortina de Hierro y el comunismo murió antes que el capitalismo tosiera. Marx tenía tanta razón como Bradbury o Asimov con los extraterrestres y los viajes espaciales."- y en apenas diez segundos se metieron en un quilombo fenomenal. Si sobreviven, habrán hecho pensar a alguien en: el positivismo, el socialismo real y/o/vs el socialismo teórico, el capitalismo ¿vivo, sano, transformado o qué?, progreso, evolución, Marx. Como todo, puede funcionar o no, pero no lo descarten.
La Utopía como generadora de cambios reales. Algunos creen que Utopía es la madre de alguien, sin embargo dice el diccionario: Proyecto, idea o sistema irrealizable en el momento en que se concibe. Y escribo Utopía con mayúscula porque es un nombre propio, como lo concibió Tomás Moro, cuando todavía no era santo. Una buena definición está en: Wikipedia/Utopía . Por tanto resulta bastante ilógico hablar de la utopía (ahora si en minúscula) como generadora de cambios reales. Sin embargo a alguien se le ocurrió (si, un pedagogo) que generar utopías podía ser útil. Se le ocurrió que si se le da entidad a una utopía, aunque sepamos que es irrealizable, la búsqueda de esa utopía nos llevará a trabajar para en pos de lograrla. Esa búsqueda generará cambios, y propondrá nuevos desafíos que intentarán ser resueltos nuevamente. Se busca no caer en la generación de proyectos mínimos que se puedan alcanzar fácilmente y que no estén a la altura de la realidad. Como todo esto es muy teórico, y es difícil seguirlo les doy el peor ejemplo existente en nuestro país, y prueba de que no siempre esta hipótesis funciona: la actual Ley Nacional de Educación. Por lo demás, la idea es buena.

01 mayo 2006

CARNE PODRIDA

Está claro que a esta altura del partido ya no aprendo. Querer tener una visión más amplia de la realidad tiene sus contras. El Diario porteño La Nación se empeña en hacerme indignar. Me molesta cuando me quieren hacer tragar un sapo. Y claro, no está hecho para que lo lea yo; está destinado a otro público. Pero como buen argentino heredero de la clase media que debemos a Perón, yo sé distinguir entre un buen pedazo de vacío y carne podrida.

Sábado 29 de abril de 2006 - Suplemento CAMPO - OPINIÓN (Literal a continuación - click en el título para ir a la nota)

El problema no es el precio de la carne, sino el índice de pobreza

Los argentinos hemos creado un problema donde no existe. Cuando un país cuenta con condiciones excepcionales para producir un producto, el que tiene una importante demanda interna e internacional, se conocen las tecnologías de producción y comercialización y se dispone de los capitales, si existe un problema éste es artificial, es decir que ha sido generado por una asociación de ideas y sentimientos equivocados que no se corresponden con la realidad. Por tanto es un problema cultural generado por la incultura.
¿Se puede decir que no existe ningún problema? No, sino que el problema es otro. El verdadero problema es alimentario y consiste en que toda la población no come una dieta suficiente y equilibrada. Así descripto el problema, primero es un problema médico y en otro orden es un problema económico, porque la dieta ideal tiene un costo que se debe pagar.
El precio de la carne vacuna en la Argentina es uno de los más bajos del mundo. Sin embargo, el problema se plantea porque el 34% de la población argentina es pobre, es decir, no tiene ingresos que le permitan adquirir lo necesario, y el 12% es indigente, es decir, no cuenta con los ingresos necesarios para cubrir los bienes indispensables. Este enorme sector de la población no tiene sólo problemas con la dieta necesaria de carne, sino con todo el universo de sus necesidades.
El problema, por tanto, es que la Argentina cuenta con un PBI por habitante de 4000/5000 dólares mal distribuidos y debería contar con uno de 20.000 dólares, con una más equitativa distribución de no más de doce veces entre el primer y el décimo segmento más pobre y el más rico de su población.
La solución buscada
¿Esta situación se puede superar? Si examinamos el caso de Irlanda o de Corea del Sur, es evidente que sí. Chile, muy cerca de nosotros, con el plan de Hernán Büchi tuvo progresos notables, mientras nosotros retrocedíamos continuamente. Sin embargo, en la Argentina se puede repetir la performance de fines del siglo XIX y principios del XX. Lo expliqué con suficientes detalles (ver "Argentina, La solución buscada" www.revolucioncultural.com.ar). En 15 años podemos llegar a ser un país desarrollado.
La ganadería podría hacer una importante contribución. Los Estados Unidos, con un stock de alrededor de 95 millones de cabezas, produce alrededor de 12 millones toneladas, y nosotros, con 50 millones, producimos tres millones. Está claro que podríamos producir seis millones de toneladas, por ejemplo, si en vez de recibir 900 millones de pesos de crédito bancario recibiéramos, como los chilenos, el 65% del PBI sectorial. Esto significaría más riqueza, más trabajo, mayores contribuciones -no distorsivas naturalmente-.
El ideal argentino está claro: se aspira a vivir con altos ingresos, en una sociedad que brinde bienes y servicios de calidad, con una democracia real, una república eficiente y un capitalismo equitativo. Seguramente que en ese momento los argentinos no comerán más carne vacuna que los norteamericanos, los alemanes o los suizos, pero estarán muy satisfechos en cuanto a sus condiciones de vida, con muchísimas menos diferencias entre los diferentes sectores.
Una pequeña historia... Hace 40 años el presidente Arturo Illia tomó una decisión similar a la actual: suspendió las exportaciones de carne vacuna. Lo visitamos en esa oportunidad Faustino Fano, Juan Antonio Pirán y yo. La medida se derogó a los pocos días. Me tocó tiempo después ser responsable del área. Establecimos un tipo de cambio libre, derogamos los impuestos a las exportaciones y en tres años las ventas al exterior pasaron de 285.000 toneladas a 740.000 toneladas. Lo hicimos para todos los productos. Las exportaciones en conjunto se duplicaron en valores constantes en cuatro años y el saldo fue favorable en 16.000 millones de dólares. Si se hubiere procedido en la misma forma desde 2002 en vez de 40.000 millones de dólares tendríamos 58.000 millones de dólares a fines de 2005. Pero también se cometieron errores, ya que se limitaron sin necesidad las negociaciones colectivas de trabajo.
Cerrar las exportaciones de carne no es una solución, sino agravar la pobreza. Los pobres serán más pobres y los ganaderos también debiendo dedicarse a otras actividades. En poco tiempo habrá menos carne y será más cara. Lo que no pudo el malón lo habría logrado un gobierno argentino. Lo habría incluido Mariano Moreno en su Representación de los Hacendados y Labradores.
Lo lamentable es que de no rectificarse la política seguiríamos una tendencia ya histórica. En los últimos sesenta años la Argentina ha perdido más del 80% del PBI por habitante que debió tener, en los últimos 22 años el 45% y en los últimos siete, el 30 por ciento. Lo peor es que este empobrecimiento ha sido profundamente antidemocrático, porque las desigualdades se han agudizado y los más pobres se han empobrecido más. Esto en plena vigencia del ideal de la justicia social y de la ley Sáenz Peña, cuando el poder soberano corresponde a la mayoría y el sufragio es universal y obligatorio.
Por Mario A. Cadenas Madariaga para LA NACION
El autor fue secretario de Agricultura

Y el hombre lo dice como si hubiera descubierto la pólvora. Su clarividencia me maravilla. ¿Dónde estuvo este hombre en los últimos 23 años que nadie lo consultó sobre como hacer un país del maravilloso en 15 años?
Les voy a contar. Este hombre como cuenta en su "pequeña historia" es (o era) de rondar altos círculos. Como el autor afirma fue Sec. de Agricultura de la Nación. Lo que no aclara es cuándo. Yo les cuento que cuando el Dr. Cadenas Madariaga ocupó la Secretaría de Agricultura el ministro de Economía era Martinez de Hoz, y el presidente (por decirle de alguna manera) era el Gral. Videla. Con esto yo podría terminar aquí mi artículo y Uds. sacar sus propias conclusiones pero determinadas canalladas insertas en el artículo del Dr. Cadenas Madariaga creo que necesitan algún comentario (o yo quiero comentarlas).

UNO Creo que para conocer mejor al Dr. Cadenas Madariaga sería bueno leer un libro que publicó en 2002, y que puede darnos una pista acerca de sus ideas. Es: "La Revolución Cultural" (click para ir a la página web del libro, disponible on-line). Y por favor, no dejen de ver la "Semblanza del Autor", donde describe su noble linaje. Noble linaje el de los Madariaga, vasta ver qué decía el Gral. José María Paz de ellos. ¿Y la Corrientes del siglo XIX? Los hermanos Robertson hicieron una relación bastante completa.

DOS ¿Qué entiende el autor por cultura? Sería bueno que le preguntara a un antropólogo qué es cultura. Seguro que la cultura no tiene nada que ver con Bach ni Wagner ni Chopin ni Berni ni Dalí. Por lo tanto ¿qué es la incultura? El autor cursó sus estudios primarios y secundarios en la escuela pública, escuela pública que hoy gracias a él y los continuadores de las políticas sociales y económicas de cuando él fue secretario de agricultura ayudan a generar la incultura que él rechaza.

TRES Sería bueno entender que las 50 millones de cabezas de ganado vacuno que tiene la Argentina, son las mismas 50 millones que tiene desde hace 20 años. ¿Dónde quedó la inversión que tan dadivosamente desparramaron los hacendados? ¿Cómo Uruguay tiene la misma cantidad en una superficie (apta para ganadería) que es 10 veces inferior a la de la Argentina? Si invirtiéramos la cantidad del PBI que el Dr. quiere para producir carne, ¿cuánta más mano de obra tendríamos ocupada? ¿Sería proporcional a la inversión y a los réditos de los hacendados y dueños de los frigoríficos? Por último, me interesa muy poco cuánto sale un kilo de carne en el resto del mundo. No tengo la más mínima gana de saber cuánto sale un kilo de harina fuera de la Argentina. Nadie tiene que pagar en dólares lo que se produce en pesos. Nadie tiene que decir que pierde dinero si no exporta cuando, lejos de perder dinero, lo que hace es triplicar el rédito de lo que produce y tiene utilidades en pesos (el valor de los insumos no es excusa). Eso es querer vivir sin laburar. Ah! me olvidaba que el Dr. no sabe qué es eso, es patrón.

CUATRO El autor piensa que los pobres salieron de abajo de las piedras. O que vinieron del interior dónde vivían ociosos acostumbrados a comer de lo ajeno, y a vivir en propiedades ajenas. Esos mestizos, hijos de la tierra, que tuvieron protagonismo con las Montoneras en el siglo XIX y con H.Yrigoyen y el Cnel. Perón (el autor no reconoce el ascenso a Gral.) en el siglo XX, y que no hicieron nada bueno excepto tal vez gastar los fondos públicos. O que son el fruto de la democracia que no ha sabido qué hacer. Que ha vivido presionada por los organismos internacionales de crédito a los que el autor y sus amigos nos sometieron. Nada tiene que ver la deuda que nos dejó la administración a la que el autor perteneció con los pobres que no tienen para comprar lo mínimo indespensable para calmar el hambre (que no es lo mismo que alimentarse como bien distingue el Dr.)

CINCO Es una pena que el Dr. sólo conozca La Representación y no los más importantes escritos de Moreno. La distribución de la riqueza ha sido (y sigue siendo) muy generosa con los que más tienen y muy mezquina con los que menos tienen. El reparto ha sido antidemocrático porque los que siempre han repartido han sido, precisamente, los amigos del Dr. La justicia social ha dejado de existir con La Revolución Libertadora (más conocida como la Revolución Fusiladora o Bombardera) de la que el Dr. seguro fue simpatizante si no partícipe. Y es claro qué nunca en toda la historia argentina ha habido una mejor distribución de la riqueza, mal que le pese al Dr., que durante la década peronista ´46-´55; y no lo digo solamente yo, sino que lo ha dicho el Dr. Tulio Halperín Donghi, mágnífico historiador argentino que es tan peronista como el Dr. Cadenas Madariaga. Me disculpará el Dr. por ser tan testarudo de seguir manteniendo ese ideal. Por último, gracias a Dios el voto sigue siendo universal y secreto (además de obligatorio); y aunque siempre se ha intentado dirigir el voto de los sectores más amplios de muchas maneras (desde antes de la Ley Sáez Peña, no sólo ahora) el último que decide es el que pone el sobre en la urna. Mal que le pese al Dr.

SEIS Por último, quisiera referirme a algo que el autor refiere en su Semblante. Su antepasado el Gral. Juan de Madariaga (Digo, ya que el Dr. no reconoce el grado de Gral. de Perón, que el Gral. Paz aborreció de conferir tal grado a los hermanos Madariaga, a quienes además acusa en sus Memorias de intrigantes y traidores que jugaban en los dos bandos.) traicionó a Ferré con Urquiza para alzarse con el gobierno de Corrientes. Acompañaron los correntinos al Ejército Grande a Caseros (parece que Urquiza les cobraba el favor) y entraron en Bs.As. El 11 de septiembre de 1952, cuando la revolución porteña contra Urquiza arreglaron con Mitre y traicionaron nuevamente, esta vez a Urquiza. De lo que podemos deducir que el Dr. es fiel a la tradición familiar: intrigante, golpista y oligarca. Y de allí, que por eso escribe en el diario de los Mitre.

Tengo que dejar de leer La Nación. Tengo que dejar de leer La Nación. Tengo que dejar de leer La Nación. Tengo que dejar de leer La Nación. Tengo que dejar de leer La Nación. Tengo que dejar de leer La Nación.