14 junio 2006

HOMENAJE

A los profesionales
a los conscriptos
a los civiles
a los combatientes
a los no combatientes
a los que volverieron
y a los que no
a los familiares que bancan

NOTA: Está demás aclarar que quedan exceptuados los hijos de puta, vivos o muertos, de la clase de los Galtieri, los Menéndez y toda la lacra que impunemente mandó al infierno de la guerra (siempre la guerra es un infierno) a chicos de 18 años y a su propia gente.

3 Comentarios:

Blogger Comandante Fidel said...

Ahí por esas fechas que arrancan después del 1 de junio, siempre empieza esa angustia... puta. ´Si cuesta tanto volve de este lugar chiquito en la historia ¿cómo se vuelve de las que ha pasado Europa y otros pueblos?
No sé. La guerra es la insanía institucionalizada, es la sinrazón última de sus mentores y la desesperación de quienes no pueden eludirla.
Le recomiendo la película alemana Stalingrad o La Delgada Línea Roja, que son algo diferente al soldado Ryan; quizás más cercanas a la mente del que está en la guerra.
Abrazo

23 junio, 2006 15:13  
Blogger FJTU - F3R/n@nd0 said...

He visto La Delgada Linea Roja y he leído el libro. Stalingrad, aunque me suena, estoy seguro que no la vi. Acepto la recomendación.
También vi Iluminados por el Fuego y aunque entiendo y reconozco no sólo lo válido y real de la visión de Esteban creo que no debe ser la única. Ha habido matices, y los que estuvieron en Prado del Ganso(aunque en realidad hay que aceptar que se llame Goose Green, por más que yo lo niegue)saben lo que es vivir revés tras revés creo yo que mejor que nadie. Siempre fue para mí una obseción
Malvinas. Yo le conté en algún comentario que mis 7 años los cumlí días antes de la rendición y yo lo relaciono con esta pasión por Malvinas. Amigo, cada testimonio es distinto, cada ser humano que estuvo en un agujero en esas islas sabe mejor que yo y que nadie cómo fue, cuantos días estuvo sin bañarse, sin comer, mojado, helado, embarrado. Cada persona es un mundo y vivió una porción de la verdad, pero tiene una realidad indiscutible, por eso es que este blog gira en torno de estos conceptos de verdad y realidad y yo quiero escuchar a todos los que quieran hablar. Por eso este homenaje es para los que volvieron y para los que no, para los que estuvieron en la primera línea y para los que desde el continente cargaban las bombas de los A4 y los Mirage. Para los militares que participaron, de la forma que haya sido(yo trabajé con un sarg.ret. que estaba de radio operador en el Edif. Libertador y escucho la guerra en vivo y en directo), para los civiles que estuvieron bajo bandera (y que cuando conviene fueron soldados y cuando no conviene no) y los que no estuvieron bajo bandera pero pero participaron de alguna manera, dentro o fuera del T.O., y hasta para los que vivieron desde el continente todas las vicisitudes del conflicto.

Yo sé que a Usted esto le puede doler pero sé que aunque no comparta lo que yo pienso y hasta si piensa (seguro que con toda justicia) que yo no entiendo ni mierda de Malvinas, debo explayarme en algo y también sé que Ud. me lo va a aceptar. En ningún lugar del mundo un excombatiente es bien recibido más que por su familia y amigos y a veces ni por ellos. Cuando han vencido son héroes cuando llegan y después todo se olvida; los que han sido vencidos apenas si son recibidos y nadie los quiere ni cerca, son parias, literalmante. Ha pasado en Francia, en Alemania, en España, en Inglaterra, en EEUU. La guerra es insana siempre. Cuando es religiosa, cuando es económica (la propiedad de un territorio lo es, y hasta el Siglo XV las guerras siempre han sido económicas, por la poseción de algo y todo lo que eso implica), cuando es étnica, cuando es política, una guerra es siempre insana, siempre muere gente, siempre mueren inocentes. La guerra es una lucha por poder, en el más nietzscheano de los sentidos, y riquezas, cualesquiera éstas sean. Y la vida de otros va en eso. Todo esto está documentado, me refiero a esto último y a lo de los excombatientes en todo el mundo. Piense por ejemplo que la mayoría de los que organizaron y combatieron en las brigadas internacionales en la guerra Civil Española eran ex combatientes franceses y yanquis de la 1ª Guerra Mundial. Podría seguir pero no quiero aburrirlo, Ud. tal vez no quiera saber que opino.

Un abrazo, su amigo.

Fernando

24 junio, 2006 15:51  
Blogger Comandante Fidel said...

Perdón por la demora, nunca leí su respuesta hasta ahora.
1) Siempre quiero saber.
2) Es cierto nadie recibe bien a un ex combatiente (término que nunca se ajusta bien a la realidad y me rompe las pelotas)y es lógico: hay temor de que esa persona que uno conoció ya no exista más, lo cual es muy probable. Figúrese, yo no me he recibido nunca a mi mismo. Sistemáticamente negué al que allí estuvo y mi curabocho me dijo un día -una de las pocas veces que me sirvió de algo- que el motivo por el cual, como un desesperado cruza de ataque de pánico y claustrfóbico, salía a caminar a la intemperie bajo la lluvia torrencial, arrastrando indefectiblemente a mi yirar sin sentido a alguno de mis seres queridos: mi señora, mi viejo, mi mejor amigo, era porque abría una puerta que me conectaba con aquel lugar (esas fotos recurrentes por años en mi marulo) al que quería regresar para salir por la puerta de atrás del tiempo, porque no querría haber estado nunca. NUNCA.

Yo no voy a postular la boludez de decir que no existe la guerra justa; existe el derecho a defenderse (guerreando si es necesario) frente a una situación extrema, comprensible, desesperada.
Algunos belicosos dirán que quieren paz, pero una paz justa: si hay paz, déjense de joder ¿o quieren la paz de los cementerios?

No sé. Una vez pensé en mi abuelo (nacido en 1900); que desertó antes de ir a Ceuta y se vino para acá a los 19 años (su explicación fue que de un tren de 900 gallegos que salieron en una quinta antes de la de él, sólo regresaron 300; yo creo que intuía que la causa no era justa). Años después -a los 37- se fue a buscar a la cuñada menor y a los suegros frente a la desesperación de mi abuela porque ya no había cartas de llamada para traerlos a Argentina. Luego de cargar a la adolescente y los viejos en un barco en Vigo, se quedó, se pasó a las líneas rojas (gallego loco) y combatiendo con la gente de Líster se le congelaron los pies en Teruel (y lo mandaron de vuelta pa ca). No sé, creo que había desesperación frebte a la barbarie; emoción frente a lo hermoso de lo espontaneo, de la utopía: no había en esos gestos de la guerra civil el culto a la muerte heroica típicamente prusiano o decimonónico (total, la espectativa de vida andaba por los 40 años), con excepción de los sanguinarios legionarios de Millan de Astray y esos sádicos dementes sin madre ni hijos.

Bue,puf, le quería contestar algo.
Un abrazo

05 agosto, 2006 01:16  

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